Para encumbrarme en mi alto vuelo,
dirijo mi mirada al horizonte,
sin nada más que soledad
y en andar lento por miedo.
Voy llevan al riachuelo.
Mis pies tocan el agua cristalina
llevándose el cansancio del barullo que dice:
no puedes decirlo, no está bien para todos.
Ella en mí dice:
me llenarán de gozo
cuando mis ojos llorosos
quieran ser quien soy.
Cae mi rostro al agua,
me veo de repente y la veo
queriendo salir y ser bella.
Mujer, escritora, cantora y poeta;
luna, noche, sol y saeta.
Miel, hiel y llanto; ternura, dulzura y encanto.
Mujer, querer, y lamento;
tierra, agua, fuego y viento;
abrazo, mimo y luna que ampara,
un faro que en la noche el sendero aclara.